La plaza de Cibeles se encuentra en la ciudad española de Madrid, en la intersección de la calle de Alcalá (que la cruza de oeste a este) con el paseo de Recoletos (al norte) y el paseo del Prado (al sur). Este lugar, uno de los más simbólicos de la capital, divide los límites de los distritos Centro, Retiro y Salamanca.
En el centro del recinto, se sitúa la célebre fuente de Cibeles, esculpida en el año 1782, a partir de un diseño de Ventura Rodríguez. Cada una de las cuatro esquinas de la plaza está presidida por edificios emblemáticos, construidos entre finales del siglo XVIII y principios del XX.
Originalmente una diosa frigia, Cibeles (en griego antiguo ?????? Kybélê, nombre al que a veces se da la etimología de «la del pelo» si se considera griego en lugar de frigio) era la diosa de la Madre Tierra que fue adorada en Anatolia desde el neolítico. Como la Gea o su equivalente minoica Rea, Cibeles era la personificación de la fértil tierra, una diosa de las cavernas y las montañas, murallas y fortalezas, de la Naturaleza y los animales (especialmente leones y abejas). Su equivalente romana era Magna Mater, la Gran Madre. Su título «Señora de los Animales», que también ostentaba la Diosa Madre minoica, revela sus arcaicas raíces paleolíticas. Es una deidad de vida, muerte y resurrección. Su consorte, cuyo culto fue introducido más tarde, era Atis.
Se la representa con una corona con forma de muralla y siempre acompañada de leones.
Esta diosa es representada en la mitología sobre un carro que simboliza la superioridad de la madre Naturaleza, a la que incluso se subordinan los poderosos leones que tiran del carro. La leyenda los relaciona con una singular pareja mitológica, Hipómenes (Melanión, en otras versiones) y Atalanta, que compitieron en una carrera de velocidad. La astucia de Hipómenes -inspirado por la diosa del amor, ya que el premio era la mano de Atalanta- hizo caer al suelo unas manzanas de oro que atrajeron la atención de Atalanta y la distrajeron de la carrera, que perdió. El mito concluye con la unión impía de los amantes dentro de un recinto sagrado de Zeus, quien, irritado, los convirtió en leones. Más tarde Cibeles, compadecida, los habría uncido a su carro.
Adicionalmente, para iniciar el culto como sacerdote de Cibeles, éstos eran castrados como una contribución a la madre tierra; además hacían un sacrificio matando toros (taurobolio) y bebiendo su sangre. (Wikipedia)