En este entorno es donde están los inicios de la ciudad. Aquí, una vez finaliza la conquista de Gran Canaria (año 1483), Sancho de Vargas manda a construir una ermita en honor a La Virgen de Guía, a partir de la cual se fue erigiendo un núcleo de población que fue adquiriendo importancia a medida que avanzaban los años.
Primeramente, este núcleo de población recibe el nombre de “Villa de Guía”, sin embargo esta denominación cambió primero a “Guía de Gran Canaria” y finalmente, en el año 1963, a Santa María de Guía. Es en el año 1871 cuando Guía recibe el título de Ciudad. Su evolución socioeconómica, gracias a las buenas condiciones para la agricultura que se dan en esta zona, es espejo de los diferentes ciclos económicos que acontecen en el archipiélago: primero la caña de azúcar, después el vino y más tarde la cochinilla, y finalmente, desde finales del XIX hasta la última década del XX, el plátano. Gracias a la economía resultante de la explotación de estos cultivos, Guía contó siempre en el contexto insular con una economía destacada, y un segmento de población acomodado, aspecto que se reflejó en la arquitectura de sus casas. También destacó siempre Guía en los campos del arte y la cultura, pues no sólo artesanos han brillado con luz propia, sino políticos, músicos, poetas y escultores, que sobre todo en los siglos XVIII y XIX hicieron que este municipio figurase entre los más destacados de Canarias.
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