En el corazón de la Serranía de Cuenca, entre las localidades de Villalba de la Sierra y Uña y bordeando el Río Júcar, se construyó a principios del S. XX una serie de grandes obras de ingeniería destinadas a la producción de electricidad aprovechando la fuerza del agua. Desde La Toba hasta el salto de Villalba transcurre un canal faraónico con elementos como este acueducto, que se realizó para salvar el barranco de Royo Frío y que notablemente más largo y alto que Puente de San Pablo en la capital.