MUSEO CASA DE LA MONEDA
REINVENTANDO A LOS CLÁSICOS
Los ojos de la Piedad te miran con dolor, Adán escapa del Jardín del Edén, la Infanta posa junto a su sirvienta con el perro fi el a sus pies, la Madonna sujeta al Niño, las tres Gracias juguetean y el Niño Dios es adorado por dos fi guras que le miran con extrañeza. Pero estos nuevos clásicos se salen del cuadro abordando la realidad con paso firme. El lienzo llega a desgarrarse para permitir que el milagro del arte nos traiga caras reales, cuerpos de hoy, mujeres y hombres que vemos todos los días, que parecen retar al espectador, animarle a que se plantee lo que ve. Y éste, cuando sale de su estupor, se plantea a qué juegan las tres muchachas que representan las Tres Gracias, o qué significa la mirada de María con su hijo moribundo en brazos. Los cuadros interpelan a un ciudadano del siglo XXI.
El rojo, marca de la etapa del pintor, aporta pasión a la vida. Una pasión que se traduce en una historia. Y así, María parece entregar a su Hijo niño a unas manos masculinas que sugieren un padre, Adán se exhibe más como un Apolo que como un pecador, y una fi gura femenina compone una renovada Adoración, en la que los tres Reyes Magos son sustituidos por el hombre y la mujer, por la humanidad.
La osadía de esta reinterpretación de los clásicos, con infantas que van de turismo, es la clave de la creación. Porque el autor crea de nuevo estos arquetipos, que descansan ya en el imaginario colectivo, y nos recuerda la razón por la que son clásicos. Están vivos. Como los cuadros de J. Carrero.
María Blanco
Exposicion j. carrero sala 3 \"reinventando los clasicos\"
Calle Doctor Esquerdo, 36, 28028 |
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REINVENTANDO A LOS CLÁSICOS
Los ojos de la Piedad te miran con dolor, Adán escapa del Jardín del Edén, la Infanta posa junto a su sirvienta con el perro fi el a sus pies, la Madonna sujeta al Niño, las tres Gracias juguetean y el Niño Dios es adorado por dos fi guras que le miran con extrañeza. Pero estos nuevos clásicos se salen del cuadro abordando la realidad con paso firme. El lienzo llega a desgarrarse para permitir que el milagro del arte nos traiga caras reales, cuerpos de hoy, mujeres y hombres que vemos todos los días, que parecen retar al espectador, animarle a que se plantee lo que ve. Y éste, cuando sale de su estupor, se plantea a qué juegan las tres muchachas que representan las Tres Gracias, o qué significa la mirada de María con su hijo moribundo en brazos. Los cuadros interpelan a un ciudadano del siglo XXI.
El rojo, marca de la etapa del pintor, aporta pasión a la vida. Una pasión que se traduce en una historia. Y así, María parece entregar a su Hijo niño a unas manos masculinas que sugieren un padre, Adán se exhibe más como un Apolo que como un pecador, y una fi gura femenina compone una renovada Adoración, en la que los tres Reyes Magos son sustituidos por el hombre y la mujer, por la humanidad.
La osadía de esta reinterpretación de los clásicos, con infantas que van de turismo, es la clave de la creación. Porque el autor crea de nuevo estos arquetipos, que descansan ya en el imaginario colectivo, y nos recuerda la razón por la que son clásicos. Están vivos. Como los cuadros de J. Carrero.
María Blanco
Movil: | +34 696 54 68 44 |
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