Con motivo de la celebración del Corpus Christi, las calles contiguas al recorrido procesional, se engalanan con antiguos tapices, colchas, pendones y mantones en las paredes, balcones y ventanas. Dentro de los adornos que se ponen, destacan los tapices del siglo XVII que se utilizan para cubrir las fachadas de la catedral, único día en que se exhiben en el exterior.
Además, se alfombra el pavimento con hierbas aromáticas como cantueso, tomillo o espliego que contribuirán a perfumar la procesión.