Desde el principio el edificio fue utilizado como “escuela de primeras letras”, en cuyas aulas recibirían enseñanza personajes importantes como el escultor Luján Pérez o el Canónigo Gordillo. El inmueble ha tenido a lo largo de la historia también otros usos como teatro, almacén o cárcel.
Tras las obras de restauración, el edificio quedó equipado como centro para la celebración de eventos culturales y exposiciones, aprovechando el amplio espacio que ofrecía el inmueble y la ermita adosada.
En la planta superior de la Casa de la Cultura se encuentra la Sala Néstor Álamo, que acoge la biblioteca personal del historiador y musicólogo guiense y que está formada por cerca de 4.000 volúmenes, entre los que destacan los de temática canaria y de historia en general.