El primitivo recinto de la ciudad, anterior por tanto a 1454, tenía siete puertas y murallas que, empezando por poniente y siguiendo en sentido contrario a las agujas del reloj, eran las siguientes: la de Madrid, por la que se accedía a la ciudad desde el extremo Oeste; la de Santa Ana o del Postigo, próxima a la actual plaza de la Victoria; la del Vado, situada al sur, en las proximidades del convento de las Dominicas de Santa Catalina de Siena; la de Fernán Falcón, emplazada al final de la calle de Santa Ursula, en el extremo este; la de Guadalajara, al final de la calle Mayor, antes de la antigua plaza del Mercado, que entonces estaba extramuros; la de la Judería entre la calle Cervantes y Santiago y por último, la de Burgos, por la que se ingresaba en la ciudad desde el extremo norte...