El nuevo Apóstol y la peregrinación
El legado franciscano en el Camino de Santiago, en las ciudades de la ruta y en Compostela, refuerza el sentido de regeneración espiritual de la peregrinación jacobea. Los reyes otorgan privilegios a los peregrinos, los hospitales y monasterios ejercen la hospitalidad, y la Iglesia ofrece indulgencias para alcanzar beneficios espirituales en el Más Allá, donde los peregrinos también cuentan con la ayuda de san Francisco.
Para servir al pueblo, mejorar su instrucción y procurar la paz social, los frailes menores cuidaron su formación intelectual y doctrinal. Las bibliotecas conventuales se nutrieron con san Agustín, santo Tomás de Aquino y Duns Scoto. También se fomentó la producción y buen uso de los manuales de confesión, cumpliendo el mandato del canon 21 del IV Concilio de Letrán (1215), según el cual era obligatorio para todos los fieles confesar una vez al año y comulgar por lo menos en Pascua.
Los ritos y costumbres de cada comunidad franciscana y sus vínculos con su ciudad de acogida también se reflejan en la memoria colectiva. En Santiago de Compostela todavía hay recuerdo de la ceremonia del voto de los peces, en la cual el monasterio benedictino de San Martiño Pinario recibía de los franciscanos el pago simbólico de una cesta de pescado. El hallazgo iconográfico de san Francisco racionero, portando la cesta con el pago simbólico, es nueva muestra de la creatividad artística al servicio del franciscanismo y de la religiosidad popular.
San Francisco no Camiño de Santiago 06. O novo Apóstolo e a Peregrinación
Plaza de Fonseca |
El nuevo Apóstol y la peregrinación
El legado franciscano en el Camino de Santiago, en las ciudades de la ruta y en Compostela, refuerza el sentido de regeneración espiritual de la peregrinación jacobea. Los reyes otorgan privilegios a los peregrinos, los hospitales y monasterios ejercen la hospitalidad, y la Iglesia ofrece indulgencias para alcanzar beneficios espirituales en el Más Allá, donde los peregrinos también cuentan con la ayuda de san Francisco.
Para servir al pueblo, mejorar su instrucción y procurar la paz social, los frailes menores cuidaron su formación intelectual y doctrinal. Las bibliotecas conventuales se nutrieron con san Agustín, santo Tomás de Aquino y Duns Scoto. También se fomentó la producción y buen uso de los manuales de confesión, cumpliendo el mandato del canon 21 del IV Concilio de Letrán (1215), según el cual era obligatorio para todos los fieles confesar una vez al año y comulgar por lo menos en Pascua.
Los ritos y costumbres de cada comunidad franciscana y sus vínculos con su ciudad de acogida también se reflejan en la memoria colectiva. En Santiago de Compostela todavía hay recuerdo de la ceremonia del voto de los peces, en la cual el monasterio benedictino de San Martiño Pinario recibía de los franciscanos el pago simbólico de una cesta de pescado. El hallazgo iconográfico de san Francisco racionero, portando la cesta con el pago simbólico, es nueva muestra de la creatividad artística al servicio del franciscanismo y de la religiosidad popular.
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